Certificado residuo cero: cómo se obtiene

Cómo obtener el certificado residuo cero
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La sostenibilidad es un valor cada vez más presente en la cultura organizacional. Para hacerlo realidad, las empresas buscan diferentes medidas que les ayuden a reducir su huella ambiental y, aquellas que lo consiguen, obtienen reconocimientos como el certificado residuo cero.

Qué es el certificado residuo cero

A fin de conseguir un mejor cuidado del medioambiente, las empresas deben cumplir con las exigencias medioambientales establecidas tanto a nivel público como impuestas por la propia sociedad.

Si cada compañía hace unos ajustes diferentes en su forma de actuar para promover la sostenibilidad, medir los resultados sería muy complicado. Es por ello que existen una serie de procedimientos y herramientas que pueden aplicarse en diferentes sectores productivos. Las empresas que los ponen en práctica pueden acceder a certificados que acreditan que están haciendo una adecuada gestión de los residuos, del uso de la energía, una importante reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, etc.

La certificación residuo cero reconoce públicamente la labor de aquellas empresas que han llevado a cabo diferentes acciones para evitar que los residuos derivados de su actividad acaben convirtiéndose en un problema para el medio ambiente al llegar a los vertederos. Es decir, que busca la reutilización de los residuos dentro del proceso productivo.

Cómo se consigue el certificado residuo cero

Hay dos niveles dentro de esta certificación. El nivel hacia residuo cero se concede a aquellas organizaciones que están dando un uso de valor a, al menos, un 60 % de sus residuos, y siguen trabajando para aumentar ese porcentaje.

El nivel residuo cero es para las empresas que son capaces de valorizar, al menos, el 90 % de los residuos que genera su actividad.

Requisitos que debes reunir

A esta certificación pueden optar empresas de cualquier sector. Los pasos generales para obtenerla son los siguientes:

  • Hacer un inventario para cuantificar los residuos, su origen, el almacenamiento que se está haciendo de los mismos y el destino que se les da.
  • Controlar y mejorar la trazabilidad, tomando medidas como un mayor control sobre los métodos de tratamiento.
  • Trabajar en la valorización de los residuos, determinado qué parte de los mismos puede volver a utilizarse en el proceso productivo y cuál debe desecharse.
  • Aplicar un plan de minimización factible para reducir el consumo de agua y de energía.
  • Diseñar e implantar una estrategia de gestión que sea acorde con la normativa.

Organizaciones sin diseño de producto

En el caso concreto de empresas que no llevan a cabo el diseño de los productos que fabrican, los requisitos para acceder al certificado cero residuo son:

  • Elaborar un inventario de residuos, clasificándolos por tipo y cantidad.
  • Documentar todo el proceso de trazabilidad de los residuos, desde el centro de producción hasta su destino final.
  • Documentar la gestión.
  • Contar con un plan de reducción de residuos.

Organizaciones con diseño de producto

En su caso, hay requisitos específicos:

  • Diseñar productos de larga duración, que tengan un fácil mantenimiento y se puedan reparar.
  • Reducir el empaquetado.
  • Rediseñar los envases que no puedan ser compostados, reciclados o reutilizados.
  • Reutilizar materiales o fragmentos de los mismos que hayan sido descartados en el ciclo de producción.

En todos los casos, la entidad encargada de conceder el certificado residuo cero es AENOR, que se asegurará de que las empresas cumplan estos requisitos y los hayan articulado dentro de un sistema de gestión como los previstos en las normas ISO 14001 o ISO 9001.

La certificación tiene una validez de tres años y, durante su vigencia, se llevarán a cabo auditorías para comprobar que se siguen cumpliendo los requisitos para ostentar la misma. Agotado el tiempo de vigencia, hay que solicitarla de nuevo.

Qué beneficios aporta a una organización

Obtiene más recursos

Los residuos que han sido valorizados pueden utilizarse de nuevo en el proceso de producción de la empresa, en cuyo caso esta consigue aumentar la productividad, ya que logra más unidades de productos con un mismo número de materias primas.

La otra alternativa es que la empresa venda esos residuos valorizados que a ella no le sirven, a otra compañía que sí puede utilizarlos en su proceso de producción. En este caso, la gestión de residuos acaba siendo una fuente directa de nuevos ingresos.

Permite la adaptación a posibles cambios legales

La sostenibilidad es un objetivo perseguido por la Unión Europea, y prueba de ello es que cada vez se dictan más normas en esta materia que deben ser cumplidas por las compañías. Al aplicar desde ya prácticas de residuo cero que dan lugar a la obtención de la certificación, la empresa se está adelantando a lo que, posiblemente, en el futuro sea una obligación.

Mejora la imagen de marca

La política de residuo cero es compatible con los proyectos de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de las empresas. Además, las compañías que transmiten que están comprometidas con el medio ambiente, son mucho mejor valoradas por el público, lo que se traduce en un incremento de las ventas de sus productos o servicios.

El certificado residuo cero es un reconocimiento que tiene un impacto muy positivo sobre la empresa y, lo que es todavía mejor, sobre el entorno.

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